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Ideas previas: conoce a tu enemigo.

Si queremos explicar un concepto cualquiera a alguien, sea de ciencias o no, hay que tener en cuenta, entre otras cosas, que las personas a las que les vamos a contar nuestra explicación pueden saber ya algunas cosas sobre el tema. Vivimos en una sociedad con información de fácil acceso, por lo que cualquiera que quiera saber sobre un aspecto concreto puede informarse usando diversas fuentes. El problema es que no todas las fuentes son fiables, y esto conduce a que se puedan formar ideas erróneas.

El problema es un poco más peliagudo cuando hablamos de ciencias, ya que en general las ciencias no son fáciles, y no todos los conceptos que se manejan son intuitivos. A menudo sucede que, queriendo simplificar las explicaciones para que resulten más sencillas de entender, se cometen errores conceptuales graves que se quedan en la memoria de las personas que nos escuchan. Y estos errores perduran, ya que, aunque más tarde se escuche una explicación correcta, si no es tan intuitiva, la idea anterior perdura.  A estos errores se les conoce como ideas previas, y provienen tanto de fuentes de información erróneas como de la experiencia propia o de la influencia social. Si tu experiencia personal te dice una cosa, y el profesor en clase de física te dice que no es así, y te explica el razonamiento correcto, en un mundo ideal el problema estaría resuelto. Sin embargo, hay que contar factores como que no siempre se presta la atención que se requiere para entender los conceptos que se explican y que luego estos conceptos no se refuerzan. La experiencia siempre cala más en la memoria de las personas, por lo que no es raro que los chavales aprendan la explicación correcta, la escriban en el examen y la olviden. Además, sucede que en la época en la que vivimos la palabra de los profesores no suele estar en primer lugar: si un chaval piensa una cosa, y el profesor le dice que no es así, automáticamente le preguntará a sus padres o a un amigo que sabe mucho, y si esas personas le confirman lo que él ya pensaba, llegará a la conclusión de que el profesor no tiene ni idea.

Por esta razón es muy importante conocer qué ideas previas puede tener tu público antes de explicar un tema, de forma que, además de dejar claro el concepto que quieres exponer, erradiques los errores que puedan tener los alumpos previamente.

Conoce a tu enemigo y conócete a ti mismo; en cien batallas, nunca saldrás derrotado.       (Sun Tzu)

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